Miguel Contissa

…uno más de la diáspora peronista…

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Roca: un tapado.

Posted by Miguel Contissa en diciembre 29, 2013


arbolito bariloche 2000

Por Miguel Contissa

miguel@contissa.com.ar

 No debo estar muy equivocado si afirmo que nuestra ciudad es la única que permite utilizar sus edificios emblemáticos o sus monumentos históricos con fines publicitarios, artísticos, promocionales, etc. Cualquier persona, sea local o visitante circunstancial, puede lograr permiso de las autoridades para colgar sus afiches, pancartas o lo que se le ocurra.

La estatua al General Roca, también corre por el mismo carril. Cuando no es atacada con pintura en aerosol por descendientes urbanos de araucanos con nacionalidad argentina, es “tapada” por un “arbol de navidad” o un mamotreto como el del año pasado que se presentó como “expresión artística” (?).

Tapar alguna cosa, cubrirla para “invisibilizarla” (término en boga), siempre tiene una explicación. Para el caso de los edificios municipales, puede que esté ligada a la indiferencia, o a la ignorancia de quienes permiten el hecho. Para el caso de la estatua del Gral. Roca, seguramente esté ligado a otro aspecto como es el político, sin dejar de suponer que también lo tiñe uno o los dos componentes anteriores.

La ignorancia y la indiferencia, son hijas del desapego. ¿Hay desapego en, -al menos-, algunos barilochenses?. Si no lo hay, ¿cuál es la razón para no cuidar nuestro patrimonio histórico, nuestros símbolos, aquellos que nos identifican y nos dan sentido de pertenencia?. ¿Somos de Bariloche o “estamos” en Bariloche?. No debería ser lo mismo. Y la pregunta central: ¿Porqué atacar, ocultar o dañar la estatua que representa y justifica la presencia de todos los argentinos en esta parte austral del país?. La respuesta, seguramente tiene que ver con la triada “ignorancia – indiferencia – política”.

No obstante, convengamos: Roca, no es la primera vez que es “tapado”. Quien haya leído “la otra historia”, eso lo tiene claro. Contrariamente, quienes abrevaron en la “historia oficial mitrista” que aún inculca a los argentinos el sistema educativo nacional, lamentablemente ignoran las causas por las que fue “oficialmente” escondido y/o denostado, repitiendo entonces sin digerir, lo que leen en la “prensa oficial” o difunden los medios concentrados. ¿Cuántas personas en lugares de decisión de gobierno se animaron a abordar a otros autores, revisionistas o no, para dilucidar éste y otros innumerables “ocultamientos” de hechos y personajes de nuestra historia llevados adelante por el mitrismo?. Algo curioso, ¿percibieron que hoy el Gral. Perón también es escamoteado en los discursos oficiales?… Son más citados Chávez, Guevara, Castro o Lula que Perón…

Pero avancemos.

El “Roquismo”.

Todos recordarán que Inglaterra, Francia, Bélgica, Portugal, Alemania, España, Italia, Estados Unidos, Japón y Rusia, competían a nivel planetario por la apropiación de materias primas y nuevos mercados para su producción. Esto sucedió entre 1870 y 1914. En ese período, estos países se apoderaron de territorios y naciones, imponiéndoles en ocasiones a través de una dirigencia cipaya, hasta sus propios gobiernos que se sometían a las metrópolis. El imperialismo se había puesto en marcha.

El “roquismo”, como expresión de política nacional, entra en escena justo en ese momento. Por lo tanto, tuvo dos frentes muy poderosos: uno interno, representado por el mitrismo anglófilo; y otro externo, como fue la propia Inglaterra en el cénit de su desarrollo imperialista. Dos pesos pesados.

En consecuencia, esa política roquista estuvo y aún está cuestionada por tres firmes y longevos adversarios: el mitrismo librecambista (con La Nación como guardaespalda, según Homero Manzi) que lo acusó de “personalista” e inculto cuando lo comparaban con Mitre o Sarmiento; la “Historia Social” con Romero que sostiene que desde 1880 hay que hablar de un gobierno oligarca y corrupto; y por último, el “nacionalismo católico”, que lo acusa de rodearse de intelectuales positivistas y de atacar a la Iglesia con medidas “antireligiosas”, como por ejemplo, crear el Registro Civil para que sea “el Estado” y no la Iglesia quien lleve registro de su población.

Las tres líneas adversarias siempre escondieron la verdadera razón de sus ataques, es decir, que el roquismo es esencialmente “antimitrista”. Las tres, de un modo u otro, están con Mitre, quien salió airoso de los escandalosos actos comentidos en el relato histórico oficial que realizó, tanto la Historia Social como el “revisionismo católico”.

En otro andarivel, pero siempre en oposición sistemática derivada del alineamiento ideológico internacional, se ubicó el “revisionismo socialista” que, por considerar a este período como “complejo y difícil”, prefirió sugerir un análisis de clase y dialéctico que desate el “nudo histórico”, en el que moría el país montonero y nacía “la granja de Su Majestad Británica”, es decir, “sarasa sasa sasa”…

Todos aquellos furibundos ataques críticos a Roca, tienen en estos días sus réplicas a través de nuevos representantes que lograron reinstalar en la agenda pública la continuidad de la batalla contra el tucumano.

¿Cuál era la base social de sustentación del roquismo?

Al igual que en la segunda década infame (Menem y su neoliberalismo), el mitrismo anglófilo con su “librecambio” destrozó economías regionales que sucumbieron ante los productos importados (eso usted lo vió y vivió en los 90′, es decir, sabe cuánto duele). Por lo tanto, engrosaron las filas del roquismo, y antes que apareciera el Radicalismo, aquellas personas que el “librecambio” de Mitre dejaba sin trabajo (carreros, reseros, tejedores, talabarteros, peones comunales cesantes, etc); también integraron esas filas los empleados de las nuevas estructuras administrativas nacionales (Correos y Telégrafos, el Ejército, escuelas, Registro Civil, etc.).

¿Qué se destacó de sus gobiernos?

Antes de detallar algunos de sus hechos trascendentes, es preciso recordar que fue Roca quien arrebató a Mitre y sus porteños librecambistas sus tesoros más preciados con el fin de nacionalizarlos: la Aduana del puerto de Buenos Aires ,y el “territorio” para poder instalar la Capital Federal del país que terminaba de organizarse política y administrativamente. Sucedió luego de la derrota impuesta por Roca a Tejedor en las batallas de Puente Alsina y Corrales Viejos, mientras Avellaneda era Presidente. Costó la vida de 3.000 argentinos ese triunfo. No obstante ese esfuerzo, en 1994 el pacto Ménem – Alfonsín convierte a la Capital de todos los argentinos, en “ciudad autónoma”. Sigamos.

El racismo y odio porteños no frenaron luego de la derrota en Corrales Viejos. Por el contrario, continuaron y aún continúan expresados de mil modos diferentes. Hoy, por ejemplo, anda deambulando por los medios de comunicación un promocionado “historiador” que dice ser de la patagonia, haciendo campaña en contra de Roca!!!…

Pero avancemos con lo realizado por Roca en su primera presidencia.

Una de sus primaras acciones, fue el Tratado con Chile por cuestiones de límites en 1881 mediante el cual se asegura la soberanía argentina sobre la Patagonia. Sí amigos, la “pa-ta-go-nia”, este suelo que hoy pisamos y sobre el cual tenemos nuestras propiedades reconocidas por el Estado Argentino en el Registro Público de la Propiedad.

Sucede lo mismo con Brasil, y reivindica la soberanía sobre Malvinas.

Otra acción, de esas que definen a una Nación, fue la de establecer la unidad monetaria en todo el país, pues circulaban de todo tipo y origen por el territorio nacional.

Creó el Registro Civil, por lo que la Iglesia dejó de ser la receptora de datos de los ciudadanos (nacimientos, muertes, casamientos, etc).

Determina la enseñanza laica, obligatoria y gratuita para todos los habitantes del país, esa que formó a tantos argentinos e hijos de inmigrantes y que hoy se debate en lucha contra la “enseñanza privada”.

Creó más escuelas públicas que el tan promocionado Sarmiento.

Sanciona la Ley de Minería.

Organiza el territorio nacional y el gobierno municipal de Buenos Aires.

Crea escuelas prácticas de aprendices, utilizando los talleres de los ferrocarriles del Estado.

No obstante la presión del imperialismo, se apoyan algunas industrias que abastecían el mercado interno.

¿Son estas elementales medidas político administrativas el pecado de Roca?

Ya en su segundo mandato y luego del triunfo electoral aplastante sobre Mitre (256 electores contra 38 de aquel), a partir de 1898 citará para su gabinete a dos hombres que también, mediante la manipulación del mitrismo en el relato histórico, serán “tapados”: Osvaldo Magnasco y Emilio Civit.  El primero, además de tener posición crítica frente a la influencia de los ferrocarriles ingleses, es autor como Ministro de Educación de un audaz proyecto educacional que intentaba reemplazar en 1901 la educación universitaria encicopledista, por otra vinculada a la realidad e intereses del país y sus zonas productivas. Desde ya, este proyecto es atacado ciegamente por el mitrismo a través de “su guardaespaldas”: La Nación.  Por su parte, Emilio Civit (Ministro de Obras Públicas) fue también crítico de la presión inglesa que frenaba el potencial de desarrollo autónomo e intenta la creación de líneas ferroviarias estatales.

Internacionalmente, gracias a la participación del canciller Luis María Drago en la disputa que mantuvieron Italia, Alemania e Inglaterra como acreedores financieros contra Venezuela, se estableció en el Derecho Internacional la “Doctrina Drago”, que declara que un país deudor no puede ser “atacado militarmente” por sus acreedores.

Si bien en la cuestión social se lleva adelante una política contradictoria, puesto que por un lado se sanciona en el Congreso la “Ley de Residencia” (1902) que posibilitaba la expulsión de extranjeros por “agitadores”, por otro, el ministro Joaquín V. González reúne a intelectuales de izquierda (Ugarte, Bunge, Lugones, etc.) para que redacten un proyecto de “Código de Trabajo” que contuviese puntos significativos para la época, por ejemplo: consagrar las ocho horas laborables, salario mínimo, responsabilidad patronal por accidentes laborales, límite horario al trabajo de mujeres y niños, etc.  Este proyecto es rechazado en el Congreso por, entre otros, el Partido Socialista.

Pero ésta no será la última derrota del “roquismo” propinada por el mitrismo con su estructura político económica.  El inicio del siglo XX pone sobre relieve la imposibilidad de desarrollar aquel proyecto que intentaba armonizar los intereses del interior con los bonaerenses; que buscaba equilibrar la producción industrial con la agropecuaria; que pretendía mantener el control de las comunicaciones para beneficio del país; que quería profundizar el federalismo para evitar la concentración económica y política porteña.

Sin embargo, el mitrismo y sus promotores imperiales no se dieron por vencidos y lograron configurar a la semicolonia productora de alimentos para Europa, que mostrará un “progreso coyuntural”.  Dijo Arturo Jaretche en “El medio pelo en la sociedad argentina”: “El roquismo, como tentativa de grandeza nacional, se desintegra en las pampas vencido por los títulos de propiedad que adquieren sus primates, ahora estancieros de la Provincia de Buenos Aires… La burguesía próspera, se siente aristocracia… y fracasa por segunda vez.

En octubre de 1904 Roca entrega la banda presidencial a Manuel Quintana, abogado de los ferrocarriles ingleses y figura prominente del mitrismo. Fue el final.

Roca sigue “tapado”. Mitre, parece eterno.

En los primeros años del siglo XXI y ante la ignorancia de algunos, la desidia o campañas políticas de otros, aún continúa la lucha contra el tucumano, sea tapándolo, sea difamándolo como en los últimos años con una campaña “de agenda” como es la de acusarlo con toda liviandad de “genocida” por la Campaña del Desierto. Parecen ser signos de desapego del suelo patrio. Signos del triunfo de la “colonización pedagógica” que, como se ve, ha interesado varias generaciones.

Mitre parece eterno. Todo un drama para el país que quiere ser Federal.

Bariloche, 29 de diciembre de 2013

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